lunes, febrero 13, 2006

197 pirulos

Lo que empezó como un post ameno en este blog lo acomode como una carta de lectores a La Nación. Tengo poca esperanza de que la publiquen, pero no descarto la sorpresa en la tribuna de doctrina.

Señor Director:

Cada año pareciera hacer más sabio a Darwin, aun cuando murió hace 124 años; el pasado 12 de febrero demarca su cumpleaños 197, no exento de las convulsiones que su teoría genera.
Darwin no sólo fue totalmente innovador y audaz en sus hipótesis. Fue tan preciso como le permitió el método científico por él introducido al estudio de la biología y antropología. Sus observaciones empíricas eran meticulosamente analizadas y cotejadas con sistematicidad. Aunque no fue el primero en postular la selección natural, sí fue quien le dio un marco congruente a partir de su intensivo trabajo de campo. Con Darwin nace un paradigma, epítome del intento de formular una explicación racional para sucesos que sólo podemos rastrear parcialmente. Consciente de nuestra falibilidad, tambíen es quien invade un ámbito teorético asaz peliagudo, ampuloso en preconceptos y dogmas, sensible al tacto de la gente de carne y hueso. El rechazo sirviera tal vez de acicate y le acercara algunas críticas bien encaminadas, útiles cuanto que dado su espíritu inquisitivo y tenaz objetividad le ayudaban a corregir sus postulados.

Marcos Cattaneo
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