viernes, enero 19, 2007

Un chupi y una gaseosa




En el supermercado fue grata la sorpresa hoy cuando encontré Dr. Pepper en una góndola. Alguna vez que tuve oportunidad de viajar afuera hice deleites de esta tradicional gaseosa norteamericana compuesta -según indica la lata- de 23 sabores combinados. La burbujeante mezcla por su color marrón puede confundirse con Coca-cola, pero su gusto se asemeja más a algo entre una cerveza de raíz (la cerveza sin alcohol norteamericana) y un jarabe. ¡A no desconcertarse por esta similitud! En tiempos ya algo remotos, como el año 1886 cuando se fundó Dr. Pepper -Coca cola lo haría al año siguiente- las gaseosas originalmente servían a los más excéntricos fines medicinales. Como la Coca cola, alguien vio que la Dr Pepper era suficientemente rica como para sacarla de su uso terepéutico y previa inyección de gas carbónico y azúcar la convirtió lo que es hoy. Verlo en Disco fue una emoción, y tomarla fría recién más aún. ¿El precio de esta joya importada? Casi 2 pesos, es decir unos 70 centavos de dolar.



Anteriormente tuve otra adquisición. Se trata del -recientemente llegado- pisco Campanario, de procedencia chilena. Este aguardiente de 40º se logra tras la destilación de vino de uva, conservando el gusto original a vino blanco. Es fuerte, y como con cualquier bebida alcohólica de alta graduación hay que medir su consumo. Celebremos la llegada de ambos productos con un brindis...¡con Pisco, por supuesto!.

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