domingo, noviembre 25, 2007

Introduciendo a Barnett y repasando el caso de Japón

Hay un pensamiento nuevo que no puede pasar desapercibido. Extrayéndolas de The Pentagon's New Map. War and Peace in the XXI Century, Agustín está transmitiendo las, podemos decir, revolucionarias ideas de Thomas Barnett, por cuanto describen con originalidad un fenómeno revolucionario. Agustín y Barnett nos acercan al conocimiento y comprensión del mundo actual y venidero, mayormente interconectado a través de redes digitales, que autorizan a hablar con propiedad de una tercera globalización desde una perspectiva mucho más novedosa y sistemática, superadora del risueño fin de la historia de Fukuyama o el sombrío choque de civilizaciones de Huntington.
Como, merced a la red en la que estamos inmersos, lo mejor que podía hacer ya lo hice, esto es, pasar con rapidez unos pocos bits de información con el enlace una teoría invalorable en bits y bytes, ahora me permito algún divague vagamente relacionado, echando mano a uno de mis libritos de cabecera. En Milagros económicos (1995), Alain Peyrefitte analiza 4 casos de estudio: el milagro holandés -y los rasgos de la mentalidad económica holandesa-, el milagro inglés -y el ethos del comerciante británico-, el milagro norteamericano -y la invención de un país o el país de la invención- y el milagro japonés -y los animadores de Japón-. Tomando las ideas-fuerza y algunas citas de lujo, a este último caso nos abocaremos sucintamente. Destaca, ante todo, la capacidad japonesa de imitar todo lo que funciona. Creo que no vivió para verla, pero Peyrefitte hubiera elogiado la película El último Samurai. Quien evoque el recuerdo de esta auténtica fotografía de la era Meiji comprenderá más gráficamente lo apuntado a continuación.
En 1853 el comodoro Perry fuerza la entrada a la bahía de Tokio, desembarca a sus marines e intima al gobierno de un Japón todavía feudal y agrario a abrirse al comercio internacional. Al regresar seis meses después, Perry recibe la respuesta afirmativa, volcada al tratado de Kanagawa -"de paz y amistad"- , en el cual consigue el acceso de barcos norteamericanos a dos puertos. Enseguida Japón firma más de estos "tratados desiguales" con países europeos: primero Gran Bretaña, luego Rusia, y seguirán Francia, Prusia y Holanda dentro del lustro, además de renovados acuerdos con EEUU y Gran Bretaña. A partir de 1858 Japón compraba armas norteamericanas. La resistencia a ampliar los tratados, o bien a cumplirlos, provocó no obstante la intervención y bombardeo en varios puertos por parte de europeos entre 1863 y 1865, en los últimos suspiros del shogunato.
"Entre los regalos ofrecidos por el Comodoro Perry figuraba un aparato eléctrico de telegrafía y un modelo reducido de ferrocarril, junto con los rieles necesarios para establecer un recorrido circular de 400 metros, una locomotora y un carro. El 7 de enero de 1870 se transmite el primer mensaje telegráfico entre Yokohama y Tokio. El 26 del mismo mes se inaugura la línea de telégrafo."
La imitación japonesa de todo lo extraño es selectiva y la adopción de una institución suele no revestir carácter definitivo, como se ve en la organización del ejército.
En 1869 (año de la apertura del canal de Suez y del primer ferrocarril transcontinental en EEUU) es adoptado el modelo del ejército francés asociado a la gloria de los Napoleón. Poco después ese ejército es derrotado en Sedán, pero no es hasta 1879 en que Japón tomará para sí el modelo prusiano.
Con el envío de estudiantes extramuros, el copiado casi exacto de la organización política, económica y social de países más avanzadas ayuda a componer un cuadro en donde Japón pasa a tener un
parlamento al estilo inglés, códigos civiles y penales de corte francés, así como la gendarmería; ejército prusiano. Aclimataron su modelo al presupuesto norteamericano, la relojería suiza, los rodamientos suecos, las barcazas noruegas, la óptica y el derecho comercial alemanes, la escuela primaria francesa, el gymnasium y la investigación alemana, los campus norteamericanos. Y sobre todo, luego de un período dirigista, estimularon la iniciativa privada, las empresas , los puertos, la Bolsa, los seguros y los bancos, siguiendo el modelo anglosajón.

Los chinos, en cambio, convencidos de haber alcanzado de una vez por todas la perfección, tomaron con sumo rechazo la imposición de la apertura del comercio en Nanking en 1842 tras la derrota en la primera guerra del opio. Abiertos a la fuerza aunque todavía mentalmente cerrados, los chinos experimentaban un prodigioso complejo de superioridad, creyéndose el centro del mundo. China se encierra soberbia en su civilización. No quiere modificar su comportamiento, y como consecuencia deberá resignar riquezas y poder. Japón modifica la actitud tradicional y en el lapso de una generación produce una metamorfosis sobre cuya tracción vencerá a China, el gigante que con desprecio los llamaba "enanos".
En un apartado con el título de "No es posible vivir en el aislamiento", Peyrefitte recuerda como "el 17 de septiembre de 1894, en la desembocadura del Ya-lu, cruceros y acorazados producidos por modernas acerías y astilleros japoneses, tripulados por marinos y oficiales japoneses ciudadosamente entrenados conforme al modelo inglés y norteamericano, hunden o expulsan a la flota china, cuyos hombres carecían de entrenamiento, por decir lo menos. En realidad, se presencia el enfrentamiento entre la Edad Media y los tiempos modernos".
"En la víspera de la batalla, un mensajero inglés había entregado una misiva del almirante japonés Ito a su homólogo chino el almirante Ting, ex camarada y amigo transformado en adversario. Esta comunicación entre soldados aclara el notable contraste entre un Japón modernizado y una China petrificada. Es un documento que no puede permanecer ignorado:
"La situación presente de vuestro país [...] resulta de un sistema. Por ejemplo, designáis a un hombre para cumplir una función sobre la base exclusiva de su erudición; es, por cierto, una costumbre milenaria. Es indudable que el sistema funcionó mientras vuestra nación estuvo aislada, pero hoy ha fenecido. Ante las veloces mutaciones del mundo ya no es posible vivir en el aislamiento".
"Conoceís perfectamente las penosas condiciones del imperio japonés hasta hace treinta años, y cómo nos hemos dedicado a eliminar las condiciones adversas rechazando el viejo sistema y adpotando el nuevo. Vuestra patria también debe aceptar esta nueva manera de vivir. Si lo hace, todo funcionará bien. Si no, sólo puede derrumbarse."
"Quien desea servir a su país con lealtad no debe aeptar el verse arrastrado por la gran marea que amenaza. Sería mejor que reformara al imperio más antiguo del planeta, que posee una historia gloriosa y un territorio inmenso, tornándolo inexpugnable para siempre."
"Venid por lo tanto a mi país, para aguardar el momento en que vuestra patria os llame para emprender las reformas".

"Después de la batalla el destinatario de la misiva se suicida, con el rostro vuelto respetuosamente hacia Pekín."
En 1904-05 Japón dará un verdadero batacazo al derrotar a otro gigante, Rusia. Absorto, el mundo empieza a mirar a Japón con asombro y temor a la vez. En 1914 la carta más segura para tutelar su ansia expansionista será jugar a favor de la triple entente, del lado de Gran Bretaña. La proyección desmedida sobre China, el sudeste asiático y Oceanía termina en desastre al chocar con EEUU. Entonces se recuperaría, celebrando en 1968 el centésimo aniversario de la era Meiji como el tercer grande, a la zaga de EEUU y la URSS, y el segundo grande en 1990, tras la implosión soviética.
En el 1994 su producción industrial equivalía a la de Francia y Alemania juntas. Más impresionantemente aún, era igual a la de todos los demás países de Asia, incluídos China y la Siberia ex soviética. Es el primer fabricante mundial de automóviles, motocicletas, ciclomotores, navíos mercantes, máquinas-herramienta, máquinas de coser, aparatos fotográficos, cámaras (de televisión, de cine o para aficionados), microscopios, semicondoctures, electrónica para el gran público (equipos de sonido, televisores, transistores), climatizadores, fotocopiadores, etc. De las doscientas empresas más grandes del mundo (excluyendo a Estados Unidos), 45 son japonesas. Más del 70% de los capitales importados a Estados Unidos proviene de Japón. Su balanza de pagos arroja un balance favorable de US$ 145 mil millones, cuando la de EEUU presenta un déficit de US% 173 mil millones. Mientras Norteamérica se endeuda, Japón acumula excedentes. En un siglo se ha transformado en un verdadero laboratorio del crecimiento.

Eso fue mediados de los 90´s. Desde ahí retoma Barnett.

3 comentarios:

hugo dijo...

a propósito de japón, va una entrada escatológica de adolfo bioy casares en "de jardines ajenos", página 119, cito:

"muchos se preguntaron porque, cuando tokio fue reconstruída despues del gran terremoto de 1923 no fue provista de un sitema sanitario moderno. la razón es que los arrozales se fertilizan exclusivamente mediante excrementos humanos, para los que, aparentemente, no hay un sustituto químico satisfactorio. como un escritor francés ha dicho con toda razón: "la base de l ´economie japonaise c´est la merde" (john morris - traveller from tokyo)

Claude dijo...

En su Esquema de la Historia (XXXIX, 14), Wells dice algo de forma sumamente legible:

Uno de esos [barcos de bandera norteamericana] entró, en 1849, a pedir la entrega de 18 náufragos norteamericanos recogidos por los japoneses. Más tarde, en 1853, vinieron 4 barcos de guerra estadounidenses, al mando del comodoro Perry, y se negaron a levar anclas de las aguas prohibidas, enviando mensajes a los dos monarcas que en ese entonces compartían el trono japonés. En 1854 Perry volvió con 10 barcos, naves asombrosas movidas a vapor y armadas con enormes cañones, e hizo proposiciones de comercio e intercambio de relaciones que Japón no tuvo más remedio que aceptar.
Rusia, Holanda e Inglaterra siguieron la iniciativa de Estados Unidos. Los extranjeros empezaron a acudir a Japón, y no tardaron en estallar conflictos entre ellos y los caballeros japoneses de espíritu más agresivo. Un súbdito inglés perdió la vida en una pelea callejera, y una ciudad japonesa fue bombardeada por los ingleses en 1863. Un noble de posición muy encumbrada, cuyas propiedades dominaban los estrechos de Shimonoseki, encontró divertido disparar sobre los barcos extranjeros, y eso llevó a un segundo bombardeo por una escuadra inglesa, francesa, holandesa y norteamericana, que destruyó las baterías y dispersó a los guerreros del belicoso potentado. Por último, una escuadrilla aliada anclada en Kioto impuso en 1865 una ratificación de los tratados que abrían a Japón al mundo.
La humillación de los japoneses ante estos sucesos fue grande y hondamente sentida. Realmente podría decirse que la salvación de los pueblos depende en gran medida de estas humillaciones. Con asombrosa energía e inteligencia se pusieron a elevar su cultura y su organización al nivel de las potencias europeas. Jamás en toda la historia de la humanidad ha dado ninguna nación un paso semejante al que dio Japón. En 1866 era un pueblo medieval, una fantástica caricatura del feudalismo romántico, y en 1899 era una nación completamente occidentalizada en cierto sentido, a la altura de las potencias europeas más adelantadas. Más avanzada, por ejemplo, que Rusia.


Debe ser un rasgo idiosincrásico.

hugo dijo...

frente a tanto apologético, me gustaría citar algunas consideraciones de paul johnson sobre el japón moderno, en "tiempos modernos":

"...Japón padecía de algunos defectos fundamentales que reflejaban su arcaísmo. Hasta 1945 carecía de un sistema de leyes codificadas. Tenía máximas, códigos de conducta, conceptos de justicia, expresados en ideogramas, exactamente como en el antiguo Egipto. Pero no poseía un código penal propiamente dicho, no había un sistema de leyes reglamentadas, tampoco un código de derecho común supervisado por los jueces. La relación entre la autoridad y los que estaban sometidos a ella no se manifestaba claramente, a menudo en aspectos importantes. La constitución misma no era una formulación precisa. No imponía un sistema definido de derechos y deberes...Nadie podía saber a que atenerse hasta que llegaba la ocasión. Entonces se formaba un consenso y la conciencia colectiva juzgaba. De ahí que las minorías activistas, sobre todo en las fuerzas armadas, a menudo pudieron desafiar a sus comandantes e incluso al emperador, y merecer el respaldo de la opinión pública...En 1875 se dictó una ley de prensa sumamanete restrictiva. En 1880 se impuso la supervisión policial de los partidos políticos. La constitución de 1889 fue intencionalmente restrictiva...Quizá lo que es todavía más importante, se dictó un reglamento elaborado en 1894 y confirmado en 1911, en el sentido que, los ministros del ejército y de la armada debían ser oficiales en servicio designados por los respectivos estados mayores. Esto significaba no solo que el ejército y la armada eran independientes del control político (los jefes de estdo mayor tenían acceso directo al emperador)sino que cada servicio de hecho podía vetar al gabinete civil si se negaba a designar a su propio ministro. Por lo tanto el gobierno en realidad era responsable únicamente de los asuntos civiles y el ejército y la armada dirigían su propia actividad, la cual a menudo y a partir de 1920 gravitó cada vez más sobre la política exterior. Como el ejercito y la a rmada no estaban sometidos al control civil y los oficiales con mando en los teatros de operaciones no siempre se creían obligados a obedecer a sus superiores nominales de Tokio, hubo momentos en que Japón se acercó a un estado de anarquía militar más que a otro tipo cualquiera de sistema..."

Esta última consideración de Johnson pone en duda que realmente el sistema de los samurais haya sido superado, las demás permiten comprender mejor como el militarismo japonés llevó a su páis a la guerra contra rusia primero, a la agresión a sus vecinos después y finalmente a la segunda guerra mundial.

Por lo tanto lo de Japón occidentalizado...suena a expresión de deseos antes que a realidad, o por lo menos no a la manera del occidente liberal, si tal vez al occidente autoritaro prusiano.

En tal sentido, prestar atención a Johnson: "...En su libro Alocuciones a los Jóvenes Hashimoto Kingoro escribió a mediados de los 20: ...Hay solo tres modos de que Japón alivie la presión del exceso de población. La emigración, el avance en los mercados mundiales y la expansión territorial. La primera puerta nos ha sido cerrada por las medidas antiinmigratorias de otros países contra los japoneses. La segunda puerta está siendo clausurada por las barreras aduaneras y la abrogación de los tratdos comerciales ¿Que debe hacer Japón cuando se le hayan cerrado dos de las tres puertas?...